Aunque el cantante ha abierto una nueva dirección, consideramos una acción muy grave el cierre de soportes electrónicos. Si bien su caso es el que antes hemos conocido por motivos de cercanía personal, sabemos a esta hora que muchas otras personas han sufrido ya el mismo ataque a su libertad de expresión.
Es una infamia que España se sume a la censura de Internet, poniendo a nuestro país al nivel de consolidadas democracias como Irán, Corea del Sur, Aurabia Saudí y Egipto.
La Judicatura española, que cada día nos sorprende con sentencias más estúpidas, tendría que recordar que la libertad de expresión está incluida entre los Derechos Humanos. No así el privilegio de que no se pueda decir nada, aunque sea verdad, que moleste a una determinada familia.
No a la censura. Libertad de expresión
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